El regreso de Zidane tras varias semanas de lesión en el segundo tiempo del Real Madrid-Mallorca de esta noche mostró intactos los atributos del francés: ese toque mágico que le vuelve inimputable ante sus fans y también esos despistes cada vez más frecuentes en su juego, como si de repente entrara en trance. Tras una jugada brillante, Zizou hace incomprensibles pases al vacío, como si hubiera visto a alguien proyectándose por el hueco, y sus compañeros se quedan mirándolo extrañados mientras el balón se pierde por el lateral.
Yo creo que al final el tema de que ve fantasmas debe de ser cierto. Tanto jugar con gente vestida de blanco... Luxemburgo tendría que explicarle que es facilísimo distinguir entre un jugador del Real Madrid y un fantasma: los fantasmas no van patrocinados.
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